
Este era el espacio IDEP a las 12 de la noche.
Parece mentira que durante 24 horas esto haya sido un ir y venir permanente de gente, pero a las 12 el silencio se adueñó de todo, y sólo los relojes continuaron con su ritmo inexorable.
Hasta la próxima.
... y gracias a todos.